Retratos acompañados de apuntes biográficos de algunas de las personas que han ofrecido sus testimonios tanto en las Mesas de la Experiencia como en entrevistas individuales gracias a los cuales se han conformado los Atlas de la Memoria.
Manuela García García
PAREDES DE BUITRAGO
Cuando Manuela tenía seis años su madre le regaló una pequeña navajita que se llevaba cada día con la merienda hasta la escuela de Puentes Viejas, donde tuvo la oportunidad de estudiar dado que su padre trabajaba allí.
Julia García Rebollo
PAREDES DE BUITRAGO
Para evitar pincharse o romperse los delantales y los jerseys mientras tejían calcetines las mujeres se colocaban un palillero de madera en las cinturas en el que metían las agujas. Julia conserva un palillero que le hizo su padre a su madre cuando aún eran novios.
María Dolores González Martín
PAREDES DE BUITRAGO
En este molinillo que le regaló su suegra hace más de cincuenta años Lola ha molido achicoria y café. Recuerda hacer el café en un puchero que ponía sobre la lumbre y al que le echaba un ascua roja.
Margarita García González
PAREDES DE BUITRAGO
Margarita atesora algunos objetos propios y de su familia; una moneda de Alfonso XII que siempre estuvo en su casa, un anillo hecho con una moneda de plata por un preso que trabajaba con su padre en la presa de Riosequillo, el rosario de su primera comunión y unos gemelos de su padre.
María Ángeles Sanz García
PAREDES DE BUITRAGO
La ropa se secaba bien extendida y la plancha se reservaba para prendas y ocasiones especiales. Las planchas que las mujeres de Paredes manejaban no eran muy distintas a las que la suegra de Angelita, de origen cordobés, le dejó en herencia.
Teresa Sanz Martín
PAREDES DE BUITRAGO
Tere guarda con cariño un pañuelo de textura sedosa y vibrantes colores que un día su padre le regalara a su madre cuando aún eran novios, a principios del siglo pasado.
Anastasia Sanz Martín
EL BERRUECO
Regalo de bodas, el despertador de Anastasia sonaba muy temprano, el trabajo no esperaba y quienes acudían a su taberna reclamaban su café desde primerísima hora de la mañana.
Claro José Herranz Hernández
EL BERRUECO
Pepe, como la mayoría de hombres de su generación tuvo que hacer el servicio militar, dedicaría a ello varios años y al terminarlo el tiempo y las experiencias vividas lo habrían transformado.
María
EL BERRUECO
Tras la llegada del frío a lo largo de los meses de noviembre y diciembre en la cocina de María como en la mayoría de cocinas de El Berrueco sonaban los golpes de los almireces machacando los ajos para el relleno de los chorizos o el adobo de las costillas.
Irene Encinas Montero
EL BERRUECO
Cada año para San Antonio las familias iban a pie hasta La Cabrera, allí compraban plantón para la huerta y albaricoques, merendaban y en algunas ocasiones se retrataban.
Álvaro Lozano Elices
EL ATAZAR
Con esta horca Álvaro arbeló durante muchos años la mies en la era, separando el grano de la paja antes de poder almacenarlo en las trojes. El fue una de las últimas personas de El Atazar en abandonar el cultivo de cereal, cuando lo hizo, esta y otras herramientas quedaron relegadas en pajares y cocheras.
Pablo Lozano Elices
EL ATAZAR
Pablo aún conserva el primer transistor que tuvo su familia que fue también el primero que hubo en el pueblo. En el escuchaban la música del momento y Matilde, Perico y Periquín, un serial radiofónico que se emitió entre los años 1955 y 1971.
Cecilia García Herranz
EL ATAZAR
En la fachada de la antigua Casa de Teléfonos Cecilia aún recuerda los tiempos en los que fue responsable de la centralita de teléfonos, enchufando clavijas y pasando recados para que las llamadas llegaran a su destino.
Eusebio García González
SERRADA DE LA FUENTE
Primero el centeno y después el trigo. Cada verano desde su infancia hasta su juventud Eusebio, hoz y zoqueta en mano segaba de sol a sol. La zoqueta, objeto de madera en el que metían todos los dedos de la mano izquierda a excepción del dedo gordo, les protegía de cortes y les permitía hacer un haz más grande.
Eugenia García González
SERRADA DE LA FUENTE
Al calor de la lumbre o durante sus largas jornadas como pastora, Eugenia ha hilado probablemente cientos de vellones, la mayoría de sus propias ovejas ayudada de el huso y la rueca que aún conserva y maneja con destreza.
Juana Sanz Sanz
SERRADA DE LA FUENTE
El arado se hincaba en la tierra para removerla en primavera o para tapar las semillas en otoño. Los padres trabajaban la tierra mientras las hijas, como Juani, pasaban sin descanso de una tarea a otra, lo mismo cuidando el ganado que lavando o cogiendo agua en el arroyo.
Pedro Jose Sainz López
SERRADA DE LA FUENTE
Cada cierto tiempo Pedro pone en remojo las cestas que su propio suegro hizo hace más de cuarenta años, así las conserva y puede seguir utilizándolas para ir a recolectar setas.
Sacramento Velasco Ramírez
MANGIRÓN
El padre de Sacramento fue capataz en las obras de construcción de la presa de Pinilla, allí, cuando estaban barrenando, una piedra le golpeó el costado. Podía haber muerto si el pedazo de roca le hubiera golpeado en otra parte o por cualquiera de los lados más picudos. Desde ese momento la piedra ocupó un lugar en los salones de las casas en las que sus padres habitaron, ahora, en su ausencia es ella quien la conserva.
Juani Ramírez Ramírez
CINCO VILLAS-MANGIRÓN
Cuando Juani tenía setenta años le regalaron su primer ordenador, fue su nieto quien se lo entregó y a ella se le caían las lágrimas de la emoción y aunque ya no funciona lo conserva, valora mucho todo lo que ha aprendido con él, quizás porque en su infancia y juventud tuvo que dedicarse al pastoreo y apenas pudo pisar la escuela.
Manoli Velasco Velasco
MANGIRÓN
En casa de Manoli siempre hubo una especial devoción por la Virgen del Pilar y esta figurita que ahora tiene en su casa antes estuvo en la mesilla de su madre. Recuerda que con su primer sueldo invitó a su madre a pasar cuatro días en Zaragoza y conocer a la Virgen.
Vicenta Ramírez Prieto
MANGIRÓN
A Vicenta le gusta conservar cosas del pasado, herramientas, la cuna de madera que le hizo su padre o esta camisa de su madre que ella misma se cosió con finura y precisión para el día de su boda.
María Gema García Bernal
MANGIRÓN
La madre de Gema, original de La Puebla heredó este pañuelo de merino de una de sus tías. Con los años le añadiría los flecos y Gema lo usaría para bailar.
Pilar Morate Prieto
MANGIRÓN
Este joyero que primero fue de su abuela y luego de su madre es uno de los objetos más personales que Pilar tiene en su casa de Mangirón.
Felisa García Nogales
CERVERA DE BUITRAGO
Con uno de los gajos rotos este horquillo perteneció a los abuelos de Felisa. Ya no usa esta herramienta centenaria, durante muchos años, día tras día serviría para retirar las moñigas de las vacas de la cuadra.
Juliana García Nogal
CERVERA DE BUITRAGO
Antes de machacar los ajos en el almirez que después mezclaría con unos u otros ingredientes según cual fuera la receta a hacer, Juliana limpiaba el cardenillo, era sobradamente conocido por todos que aquella sustancia verde era tóxica.
Paula Parra García
CERVERA DE BUITRAGO
Con unos dieciséis años Paula posaba en la puerta de las antiguas escuelas, lucía un vestido violeta que le habían hecho unas familiares de Torrelaguna, aún puede recordar la prenda, pues su armario como el de la mayoría de chicas del pueblo sólo guardaba un vestido para las fiestas y otro para diario.
Alfonsa Valle García
CERVERA DE BUITRAGO
Cuando Alfonsa dejó de utilizar su falda de cuadros la deshizo, la planchó y la cortó en seis pedazos que cosería para convertirlos en servilletas. Los recursos escaseaban y siempre era una buena opción prolongar la vida de todo tipo de objetos y materiales.
Gabina Acebedo Martín
CERVERA DE BUITRAGO
Con el fuelle Gabina ha soplado la lumbre de su casa, avivando el fuego que siempre fue para calentar y antaño además para cocinar garbanzos o patatas la mayoría de las veces cultivadas por las propias familias.
Teófila Suarez Martín
ROBLEDILLO DE LA JARA
La cesta con algo de lana para hilar o tejer acompañaba a Teófila en sus jornadas de pastoreo, sobre todo de ovejas, pero también de cerdos o vacas.
Benjamín Moreno Martín
ROBLEDILLO DE LA JARA
Al cuidado de un pequeño rebaño de cabras desde su infancia, Benjamín colaboraba siempre que podía de las tareas agrícolas que permitirían a su familia tener grano para alimentarlos a ellos y a sus animales.
Gregoria Hernanz Prieto
PATONES
Esta caja de madera que muy probablemente cumplió las veces de joyero la hizo a mano el padre de Asún para su madre cuando sólo eran novios.
María Luisa Hombre Gómez
PATONES
Las madres suelen ocupar un lugar especial en el corazón y la memoria tengamos la edad que tengamos por eso Marisa rescata una campanita de cerámica que un día estuvo en casa de su madre y un joyero que esta le hizo siendo ya mayor en sus clases de manualidades.
Francisca Zamorano Martínez
PATONES
Durante su infancia en Llerena, un pueblo de Badajoz, Paca se hacía sus propias muñecas con trapos, muy parecida a esta que elaboró recientemente.
Felicidad Lozano Prieto
PATONES
Hubo un tiempo en el que ser retratado en una fotografía era algo inusual, las cámaras de fotos y los fotógrafos escaseaban. Feli posa con una de las pocas fotos que conserva de su juventud.
Fuensanta Hernanz Serna
PATONES
Las muñecas hechas con hojas de maíz y el costurero hecho con madera los hizo la propia Fuensanta antes de casarse, cuando aún vivía en Lozoya, con La Cátedra una iniciativa de la Sección Femenina móvil encargada de realizar la propaganda formativa en territorios rurales durante la posguerra.
María Teresa Arriazu
PATONES
Mari conserva con cariño este mortero que hizo su abuelo paterno con piedra caliza a finales del S. XIX. Aunque no pudo conocerle porque falleció tempranamente en un accidente laboral, este objeto le acerca un poco a su figura.
Ángela Hernán Colombrí
PATONES
Podría ser que este trapito fuera en su día un vestido de la figura de un niño Jesús. En todo caso siempre estuvo en casa de la madre de Gela y ella lo usaba a menudo para sacar muestras de los bodoques o de los otros motivos.
Elena Hernanz Hernanz y Esperanza García Blanco
PATONES
Elena aún conserva los patrones de papel de seda que hizo cuando Esperanza les enseñaba lo que aprendía sobre costura y patronaje con Pepi, una modista de Torrelaguna.